El confinador que nos desconfine buen desconfinador será. Crece con Angela.

El confinador que nos desconfine buen desconfinador será. Crece con Angela.

«Ayer me levanté confinado, me acosté sin confinar, me he levantado sin confinar y me acostaré confinado. El confinador que nos desconfine buen desconfinador será«. No se quién escribió este meme, pero me hizo toda la gracia cuando lo leí y lo guardé porque me parece ilustrativo de lo que os quiero hablar hoy.

Hace días que escucho una queja común de las personas que me rodean y de las personas a las que atiendo. Detrás de esa queja hay un sentimiento, una emoción de Ira.

Imagen de Freepik

La ira es un enfado que va engordando progresivamente cuando interpretamos una situación como un abuso, una injusticia, una falta de respeto o como un obstáculo para conseguir una meta.

Siento que es necesario hablar y ponerle nombre a todo lo que estamos viviendo como auténticas víctimas de esta pandemia. Se están vulnerando nuestros derechos y con la pérdida de libertades nos estamos dando cuenta poco a poco de cómo otros están decidiendo por nosotros y por tanto ya no somos los capitanes de nuestra vida y esto no es baladí, tiene consecuencias . Desde hace 8 meses, los ciudadanos, respetábamos y acatábamos las órdenes casi sin rechistar. El miedo ha sido el gran contenedor del silencio en el que hemos vivido los acontecimientos, pero ahora la cosa empieza a cambiar y se están desencadenando en las personas las consecuencias psicológicas de guardar ese silencio.

Una de esas consecuencias es la IRA. Si miráis a vuestro alrededor, os daréis cuenta de que la ira está presente en todas las edades y en muchos de los ámbitos que frecuentáis. Os pongo a continuación los seis ejemplos mas frecuentes con los que me estoy encontrando. Seguro que con alguno os sentiréis identificados.

Vuestro hijo, nieto, sobrino está enfadado porque no puede jugar con sus amigos al fútbol. No puede visitar a sus primos, no puede abrazar a sus abuelos y debe guardar distancias con ellos. (Imagen de Freepik).

No puede celebrar su cumpleaños o la comunión con sus familiares y amigos, debe llevar la mascarilla a todas horas porque sino le regañan… Esta presión a la que les estamos sometiendo a los niños, es ahora obviamente necesaria, pero también hay que reconocer que es antinatural. ¿Les estamos prestando la atención que merecen? Pensar que los niños están viviendo todo esto como si nada, sería un error por nuestra parte. Se sienten incomprendidos. Muchos niños están demostrando su enfado e incomprensión con la situación en un mal momento y/o de forma equivocada (puede que peguen o griten con frecuencia) pero la realidad es que sí tienen ese sentimiento. Debemos ayudarlos a soltar, a sacar esa ira, los niños son los mas frágiles de toda la cadena porque no saben expresar con calma lo que sienten.

El profesorado en los colegios ha tenido que adaptarse a una nueva realidad «enmascarada» y en muchos casos sin formación previa. Hago hincapié en el uso continuado de la mascarilla por lo que esto supone para un educador, no poder ver la cara de sus alumnos, ni que se la vean. (Imagen de Freepik)

Para los profes, los ojos se han convertido en los únicos transmisores de emociones y de estados de ánimo... Además de tener que contenerlos en clase o en el patio para protegerlos, no poder abrazarlos, angustia cada vez que un niño tiene tos, angustia cada vez que un padre da positivo, angustia por no caer ellos enfermos, el estrés de escuchar a los padres nerviosos…

Sienten que ya no son libres para educar a su modo y manera pues se han convertido en cierto modo en policías de niños y tienen que aprender una nueva forma de trabajar. Seamos conscientes de que ponemos en ellos una gran responsabilidad. Entenderéis que todo esto les genere enfado y rabia porque es duro e injusto.

También me encuentro con el ejecutiv@ que ya no quiere estar en su casa teletrabajando. No todo el mundo está contento con esta nueva situación. La queja más frecuente que escucho es que de pronto todo su mundo se reduce a su casa... Y todos sus roles de padre/madre, trabajador, espos@, amig@, se ven mezclados y se desempeñan en un mismo espacio que suele ser reducido… (Imagen de Freepik)

Algunas de estas personas lo están pasando mal, están enfadados con el cambio impuesto, son conscientes de que este cambio les dificulta sus relaciones personales y quieren volver a lo de antes, han perdido libertad e independencia y sienten profundo enfado por ello.

Imágenes de Freepik

Los médicos y las enfermeras en los hospitales están desbordados., «Estamos llenos de ira».¿Os habéis imaginado alguna vez como debe ser el cuidado de personas, todo el día metido en un traje de astronauta ? Os invito a que lo meditéis unos segundos… Inmediatamente sentiréis la angustia que eso debe provocar…

La ira en este colectivo está muy presente desde el principio de esta guerra contra el COVID 19 y ha ido en aumento pues : Se sienten maltratados. Cuentan con medios insuficientes para protegerse, no pueden atender como quisieran a los pacientes debido al gran número que acude. Necesitan refuerzos y no llegan. Las condiciones laborales son malas para la gran responsabilidad que tienen. Están viendo en primera línea cómo gente de todas las edades fallece y tienen que dar la terrible noticia a los familiares. Y sin duda lo que mas rabia les da es contemplar en la calle cómo muchos no se cuidan y se saltan las normas, les gustaría reclamar en alto: «Yo me estoy poniendo en peligro para cuidarte y ¡tu no te cuidas!». Por todo esto y mucho más que desconocemos ¿Cómo no van a sentir una ira profunda?

Desde nuestra pequeña parcela de TU FAMILIA CRECE, estando muy en contacto con el mundo médico, os pedimos en nombre de ellos que os cuidéis, es la única forma de respetarles como personas y de respetar y valorar su trabajo. Si te cuidas, no acudes al hospital y por tanto no les pones en riesgo y además dejas sitio para el enfermo que de verdad lo necesita, porque NO todos son enfermos de COVID. Es un tema de conciencia personal.

viaje

Además hay una fuerte queja colectiva con respecto a la falta de libertad de movimiento que venimos viviendo en los barrios y en las ciudades.

Por un lado ¿Sabéis la cantidad de personas que no ven a sus familiares más cercanos desde hace más de 8 meses? La tristeza que sentían se ha convertido en rabia e impotencia porque vamos a peor.

Por otro lado ¿Cómo os sentís cuando os dicen que no podéis ir al campo, al mar, a la montaña o a vuestra casa del pueblo?

Esta queja es muy sólida y está basada en la injusticia, el abuso y la incomprensión : «¿Pero quién se cree esta gente que es?» «¿Cómo pueden manipularnos de esta forma?» «¿Por qué están unos confinados y otros no?«. Y es que el título de mi artículo (aunque no sea mío) le va al pelo pues efectivamente te levantas confinado y te acuestas desconfinado… Con cierto humor, nos estamos dando cuenta de que somos prisioneros de esta nueva normalidad. NO SOMOS LIBRES para ir a donde queramos, esto es muy grave y tiene consecuencias psicológicas. Como veis, el abuso está estrechamente ligado a la ira.

desempleo

«Con esta situación no voy a encontrar trabajo en la vida» ¿Os habéis puesto en la piel del que no encuentra trabajo? ¿Y del empresario que acaba de cerrar su establecimiento? ¿Y del autónomo que no encuentra negocio? El primer sentimiento de desesperanza ha desembocado con el tiempo en algo mucho más profundo que un simple enfado… Se sienten abandonados por los que nos gobiernan. Además no olvidemos que buscar trabajo es un trabajo per se y cuando no lo consigues, entre otras cosas por la situación tan limitante fruto de la pandemia, pues la rabia y la frustración puede llegar a superarte, es normal y muy duro. La soledad y el abandono van de la mano de la ira.

Como veis la ira está a flor de piel Y por tanto estamos todos más agresivos y más susceptibles. Pero ¿Cómo estás tu con respecto a lo que te cuento? ¿Tanto en lo general como en lo particular? Es importante ser consciente de lo que te está pasando para poder empezar a construir y sacar esta ira fuera. Como sociedad necesitamos hacer el esfuerzo de trabajar estas emociones de forma individual porque la ira colectiva alimentada nos puede llevar a lugares complicados.

¿CÓMO PODEMOS HACERLO?

Pues bien, tengo algunas herramientas en mi maletín que creo que pueden ayudarte a gestionarla. Son 5 cosas simples que requieren algo de trabajo personal.

  1. Expresa tu enfado de manera adecuada, utilizando argumentos honestos y sinceros, en vez de amenazas o insultos.
  2. ¡Porfavor , un poco de COMPRENSIÓN contigo mismo! COMPRÉNDETE.
  3. Intenta ponerte en el lugar del otro y entenderás muchas cosas por las que está pasando, incluso puede parecerse a lo que tu estás sintiendo. La EMPATÍA es un ejercicio muy sano.
  4. Practica técnicas de RELAJACIÓN: pinta, pasea, respira, escucha música, todo lo que te ayude a desviar la atención de los pensamientos que alimentan tu ira.
  5. Pon DISTANCIA: si notas que tu ira crece, sería bueno poner distancia con la situación, ya sea abandonando el lugar donde estás o tomar un momento para «contar hasta 10» y relajarte.

¡ANIMO! Lo bueno de todo esto es que NO ESTÁS SOLO, ESTAMOS TODOS EN EL MISMO BARCO y por lo tanto deberíamos intentar ayudarnos y remar en la misma dirección. Parece todo indicar que vamos hacia nuevos estilos de vida, nuevos ritmos, nuevos horarios, nuevas formas de relacionarnos y esto es lo que hay… Así que ¡A por ello!

Además desde tu Familia Crece estamos las dos a tu disposición. Nos gustaría trabajar contigo tus emociones, porque si aprendes a gestionarlas serás simplemente mucho más feliz. Entra en nuestra web y podrás ver todo lo que tenemos para ofrecerte: www.tufamiliacrece.com

Este artículo está dedicado a mis amig@s y familiares médicos y enfermeras que de una manera u otra están sosteniendo a la sociedad en estos momentos tan difíciles. GRACIAS.

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6 comentarios en «El confinador que nos desconfine buen desconfinador será. Crece con Angela.»

  1. Sin desperdicio!!!, lo reelere y lo divulgo, agradezco que te acordaras de mi Angela, cambiar el mundo a mejor es «lo mas»… no nos cansemos…. Un abrazo, muchas gracias

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